jueves, 13 de agosto de 2009

DOMESTICUM

Lavar los platos es una noble tarea para la que nunca encuentro inspiración.

Pasear el perro es un momento de distracción y relax; pero la necesidad imperiosa de hacerlo varias veces al día durante todos los días del año, me pudre un poquito la existencia.

Disfruto mucho cocinando; pero no todos los días quiero permitirme ese tipo de disfrute. Conozco todos los deliverys del barrio, y el hígado a veces me pide misericordia.

Tender la cama ya no es un problema ¡Alabado sea el edredón que se estira y todo lo cubre!

Barro y limpio cada tanto, cuando ya se empieza a juntar: barro.

Es claro que el orden ya no forma parte de mí.

Llevo unos cuantos meses alimentando esta vida de soltero.

Tiene un encanto particular, un aire de libertad renovador y un toque introspectivo y melanco, que ya es nota de identidad en este cheff.

3 comentarios:

  1. - Lavar los platos solo cuando ya no quedan más para usar.
    - Andar el joguineta todo el día y sin peinarse ni maquillarse
    - Mirar tele CON VOLUMEN hasta cuando se te canta
    - Dejar tirada la ropa hasta que se te ocurra que ya no querés verla ahí
    - Disfrutar los días silentes

    Ahora... todo tiene sus pro y sus contras:
    http://yyoconmigo.blogspot.com/2007/05/el-hombre-de-la-bolsa.html

    (me auto cito, obvio!)

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  2. http://yyoconmigo.blogspot.com/2007/05/el-hombre-de-la-bolsa.html

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  3. Ah! Mirate pasando el chivo en los comentarios, que atorrante! Buenísimo. Tiene que ver la autocita de la autoseguidora.

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