lunes, 10 de agosto de 2009

PALACIO CARDENALICIO

El Cardenal subió hasta el campanario de la Basílica. Necesitaba verificar que todo estuviera en condiciones.

Apoyado en el alféizar de la ventana contempló la ciudad de casas bajas y calles anchas. Miró al cielo y luego decidió dirigirse hacia el atrio.

Las grises paredes de piedra daban contraste al púrpura característico de su dignidad.

Es probable que sin tanto palomo en esa torre, hubiera anidado allí.

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