domingo, 18 de octubre de 2009

EDITORIAL

Buenos Aires, 17 de Octubre del 93. Siglo XX.

El ser y la nada confluyen de vez en cuando.

El vacío suele ser ocupado de tarde en tarde por alguna idea peregrina.

Algunas veces los deseos fructifican en ansias potenciales y un nuevo ser humano adentra su nave en las aguas de la vida. La semilla se convierte en fruto y engendra nuevas semillas. Aquel carozo vuelve, y se hace millones.

Extraña conjunción, milagro absurdo el cielo y la tierra uniéndose en un regazo. Un horizonte de sangre y deseo, de llanto y de vanidad.

Extraña combinación: la unidad y la diversidad, las infinitas posibilidades optando por una única variante.

A veces una caricia aleja el bosque de nuestro árbol.

A veces una luz encandilante nos tira a la banquina.

A veces un eco oculta la música a nuestros oídos.

En medio de todo eso, te soy leal mamá.

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