sábado, 26 de marzo de 2011

FINAL DEL DUELO

Hay un esquema pautado, pero los imprevistos ocurren y aparece la necesidad de improvisar. Ese es un problema para nosotros, los lentos.

En un momento en el que se viene acomodando mi paisaje, apareció una frase insinuante que -estoy seguro- se quedará repiqueteandome el cráneo durante toda una semana.

(Sumandose al rostro que la profirió, que ya repiquetea ahí desde antes).

Pero esta vez la inacción no se debió a mi condición de lento.

Simplemente, elegí escucharme.

Parece que mi duelo quiere arrimarse a su fin.

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