jueves, 17 de marzo de 2011

EL PODER DE LA METÁFORA

Todo el mundo se queja de los contenidos de la televisión. Los blancos preferidos son: Tinelli y Gran Hermano. Las opiniones suelen rematarse con "faltan contenidos culturales".

Me permito disentir.

Gran Hermano podría revestir un alto interés sociológico ¿Qué mueve a tantos a buscar un encierro televisado? ¿Cuál es el objetivo? ¿Con qué estrategia han entrado?

Lo curioso, es que esta es la sexta o séptima edición de Gran Hermano... y hasta ahora (salvo la de Trezeguet, cuyo planteo lúcido falló por la sensiblería de un auditorio que se salía de la vaina por aplicar premios y castigos morales), ningún participante arriesgó con un modo innovador de ganar el jueguito al que se expone.

Hola, quiero la fama, quiero "triunfar" y estoy dispuesto a decir a todos los vientos que la dignidad no es el valor que más pondero... y espero que ustedes me entiendan, me voten, me acompañen y además me conviertan en su ídolo.

¿Nadie arriesgó a hacerse pasar por un científico o un intelectual que denoste la fama efímera y que alegue haber entrado para conseguir financiamiento para un proyecto de investigación? Los mismos votos que condenaron a Trezeguet, los mismos comentaristas de pensamientos prefabricados seguramente los hubieran apoyado.

Mientras tanto, Encuentro y Canal A están... pero el gran número de audiencia elige otra cosa, aunque no debería sorprendernos porque fue "la gente" quién pidió que suelten a Barrabás. Y estuvo bien, si no: hoy no tendríamos metáfora.

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