miércoles, 6 de enero de 2010

SARA GOZA

La Plaza de Zaragoza era ayer un hervidero. La multitud no llegó a punto de ebullición merced a la baja temperatura de la noche. En la plaza del Pilar se había montado un Belén (en mi barrio le decimos pesebre). Los reyes magos venían de cabalgata seguida por la prensa y la TV.

Un montaje sensacional; pero en la mañana siguiente, mis borcegos no tenían dentro más que olor a pata de tanto recorrer. ¿Olvido? ¿Desorganización? ¿Discriminación? ¿Ajuste?

Parece que la costumbre aquí, es hacerle creer a los niños que los Reyes, son sus padres.